

Es importante descubrir aspectos que pueden frenar o facilitar nuestra creatividad, conozcámoslos.
Descubre las barreras de la creatividad.
Se trata de la tendencia a responder de la misma forma ante los mismos estímulos. Un ejemplo son las personas que utilizan las mismas estrategias para resolver un problema aunque no tengan efectos positivos.
Cuando trabajamos en grupo, escuchamos gente que dice “qué idea más ridícula”, “a ver si esta vez se te ocurre algo” y otras aportaciones igualmente nefastas para la creatividad.
Casi todos lo experimentamos, en especial quienes no tienen un concepto robusto de sí mismos, lo cual nos lleva a movernos entre parámetros claramente establecidos como “adecuados” en algún grupo social.
¿Cuántas veces nos decimos a nosotros mismos “no nací para esto”, “a mí no se me ocurren estas cosas”, “mejor no lo digo, porque es una idea muy loca” y demás verbalizaciones que sólo nos cancelan?
Cuando uno mismo o alguien más critica antes de que se madure una idea, es posible que se elimine una brillante solución.
Cuando nuestros jefes, nuestros maestros o nosotros mismos tememos explorar terrenos desconocidos, la creatividad se ve limitada.
Si convivimos en un contexto en donde sólo lo probado se utiliza, y en donde lo nuevo está sancionado, aprendemos a no aportar ideas innovadoras.
Descubre los facilitadores de la creatividad.
Al analizar un problema, es importante definir de qué forma podría ser más complicado, menos eficiente o más conflictiva la situación. Cada respuesta aporta ángulos de solución posibles. Por ejemplo, si estamos desarrollando un procedimiento en nuestro trabajo, podemos identificar que si tiene más pasos, es más lento y requiere más autorizaciones sería incluso peor que el que queremos corregir. Por lo tanto, debemos cuidar que tenga el mínimo de pasos, sea rápido y tenga pocos trámites burocráticos involucrados.
Cuando tenemos muchos asuntos que nos preocupan es difícil que nuestra atención selectiva esté centrada en aquello para lo que debemos aportar una solución innovadora. Hacer un listado de los pendientes libera espacio en nuestra memoria de trabajo para la creatividad.
Si utilizamos la valoración metacognitiva cada vez que tenemos un éxito al pensar, tendremos mucha información disponible en nuestra memoria de largo plazo sobre estrategias útiles que podemos poner en acción.
A veces basta con analizar parte por parte la situación problemática para encontrar las fallas que deben resolverse.
El psicólogo suizo Carl Jung trabajaba en su jardín para entrar en contacto con su inconsciente, lo que le permitía generar un flujo de ideas interesantes.
Cuando estamos por dormirnos pero sin estarlo del todo, en un momento en que aún tenemos conciencia de nuestro alrededor con frecuencia pensamos grandes ideas. El gran compositor y director de orquesta Leonard Bernstein decía que él primero se levanta de inmediato e interrumpe su sueño para trabajar en esa idea, mientras que el mediocre piensa que al despertar se acordará.
A veces, cuando hemos estado concentrados en un problema y no logramos avanzar, lo mejor es tomar un descanso y hacer algo totalmente desconectado como lavar trastes, desyerbar las macetas o dar una vuelta a la manzana. Hay una gran probabilidad de que la solución se deslice mientras tenemos la atención consciente en otro asunto.
Veremos si tienes claras las barreras y facilitadores de la creatividad: